El año pasado tuve que enfrentar una decisión. Podía pasar el verano trabajando con una organización de desarrollo en Haití o integrarme a la división de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad de la oficina regional de
No fue fácil decidir. Después de haber trabajado con ONGs durante la mayor parte de mi carrera, me inquietaba trabajar con una de las entidades corporativas más grandes y reconocidas del mundo.
¿Qué aprendería? ¿Me adaptaría a una “cultura corporativa”? ¿Qué trabajo haría? ¿Sería éste realmente impactante?
Mientras trataba de tomar una decisión, surgió otro pensamiento apremiante.
Aceptar esta pasantía, ¿me convierte en una "vendida"?
Aunque pueda parecer absurdo y un poco inmaduro, esa fue una verdadera preocupación.
Ya sea real o aparente, hay una cierta tensión entre los roles del sector público y del privado en el desarrollo internacional. Esta tensión se caracteriza por cuestiones de eficiencia y propósito, influencia y acceso, y lo más importante, impacto. ¿Es posible que una compañía que se preocupa principalmente por sus finanzas haga realmente el bien en el mundo, al mismo tiempo que hace buenos negocios? A pesar de estas dudas, visualicé la pasantía de
La franquicia
Ese verano fue un momento particularmente emocionante para incorporarse a la compañía, ya que esta se encontraba en medio del lanzamiento de un nuevo proyecto de sostenibilidad. Al llegar a Nairobi, supe que cada franquicia de
A través de Kuza Kazi,
Me complace informar que aprendí mucho sobre cuán difícil y gratificante puede ser desarrollar y manejar un proyecto. Nada se compara a percibir cómo un concepto o una visión cobran vida, al mismo tiempo que logra apoyo e impulso en el camino.
Una de las lecciones más importantes que aprendí es que los asuntos públicos y las comunicaciones son fundamentales para estructurar y pilotear una iniciativa de sostenibilidad exitosa. Atrapada entre largos días persiguiendo contratos, y reuniéndonos con gerentes comerciales para averiguar exactamente cómo conseguirle hielo a un vendedor ambulante en medio de Turkana, sostuvimos las reuniones con el gobierno nacional y municipal, con los donantes internacionales, fundaciones, agencias de la ONU y otros representantes del sector privado. Rápidamente me di cuenta de que un conocimiento especializado de la política pública y sobre el manejo de las partes interesadas podría forjar o poner fin al éxito de Kuza Kazi. El poder de convocatoria y la influencia de
Recuerdo mi experiencia en Kenia con un nuevo aprecio por el rol del sector privado en el desarrollo internacional. A través de alianzas público-privadas, de la inversión y del abastecimiento de impacto, de B-Corps, empresas sociales y mucho más, la manera en que definimos la labor de desarrollo, dónde se realiza, cómo se hace y quién la hace, cambia cada día. No se me ocurre pensar en un mejor lugar para aprender una lección de este tipo que en Kenia, donde los signos de transición están presentes en una creciente clase media y en una cultura explosiva de empresas emergentes y de emprendimientos.
En resumen, puedo decir con toda honestidad que no me arrepiento en absoluto de mi decisión de haber dejado atrás lo que mejor conozco y haberme unido a
La Compañía
Araba Sapara-Grant se unió a GHD después de haber trabajado durante varios años para múltiples organizaciones de desarrollo, como Pan African Capital Group, Africare y GAIN. Ella se graduará este año.
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